El eje del trabajo clínico es la comprensión del proceso evolutivo de la Conciencia.

El espíritu podrá volar hasta el cielo, pero el alma,

ella tiene que ir a sus profundidades, al fondo de sí misma.

Rhoda Lerman


Como abordaje holístico (integral) del Ser centra su tarea en el estudio, investigación y trabajo con la Conciencia en sus distintos niveles de manifestación.

Así entonces crea un contexto para favorecer el ingreso a estados no ordinarios de conciencia (aquellos diferentes del habitual).

El proceso de trabajo compromete todos los niveles de la persona: físico, emocional, mental y espiritual.

Aprender a moverse hacia nuevos territorios es acceder a una mayor comprensión sobre la verdadera naturaleza de quienes somos.

La activación del proceso de auto-conocimiento origina la condición necesaria para la exploración de las regiones interiores todavía inexploradas.

Estas zonas temidas desde el mismo desconocimiento son portadoras de una potente energía que espera con prontitud ser liberada a favor del crecimiento y la evolución.

domingo, 16 de diciembre de 2012

''Memoria de las arenas''- Sutul Naré - 4º parte

Se suele decir de alguien que está en la búsqueda ´´Qué está en el camino´´ Hoy viendo hacia atrás pienso que todos lo estamos, solo que algunos se han perdido o ni siquiera lo han reconocido. Todos son caminos, solo que algunos no llevan a ningún lugar, se pierden como huellas en la arena.
¿Estar perdido es no saber donde se está o no saber a donde ir? Me pregunté. Se que estoy perdido pero estoy aquí me dije y este puede ser un hecho que la actitud convierta en un inicio, mientras juntaba las pocas cosas que llevaba con migo.
Había aprendido a ver la sutil belleza del desierto en medio de su rigor indiferente a mis necesidades y no quería que mi estado de desesperación traicionara esa visión.
Se que perdí el rumbo de momento pero estar perdido o estar en algún lugar no son la misma cosa.
Así, empecé a caminar, el sol apenas se asomaba y en algunas lomadas contrastaban las sombras. El desierto a esa hora tiene un ritmo único, una cadencia que tal vez por breve se añora el resto del día. Tenía que encontrar agua pronto, a decir verdad no estaba más perdido que antes de llegar a este desierto, con la diferencia que ahora era la falta de agua la que me apremiaba y antes había sido mi ignorancia. No la ignorancia de las cosas del mundo que uno encuentra fuera, si no la de uno mismo, la de lo propio.
No era mas la urgencia de encontrar agua que la de encontrarme a mi mismo y era esa urgencia la que me trajo, esa sed insaciable que no reconoce sustituto. Solo en esas aguas se sacia la ausencia.
Eso que me trajo hasta el preciso lugar en el preciso instante, era eso lo que quedaba atrás lo que me había hecho llegar hasta aquí pero era lo que estaba adelante lo que me impulsaba a seguir. Lo incierto, tan incierto como yo en este infinito mar de sílice.
Caminé por horas, caminé confiado en el devenir inexorable y en el fundamento que todo lo sostiene, sabiendo que no se puede traicionar esa única certeza.
Finalmente no pude más, le eché una última mirada a esas arenas…Lo bueno de este desierto es que aquí no hay donde ocultarse y uno puede ver sin dobleces la verdad descarnada. Despojarse en este lugar y a esta hora es un ejercicio que libera ya que ni con la piel se cruza al otro lado.
Hay algo de paz en hacerse uno con la muerte propia algo de humildad y reconciliación que nos unifica con la vida pensé, mientras se me doblaban las piernas y caía de rodillas.

La vida se me escabullía entre los dedos como la eternamente blanca y fina arena del desierto que inútilmente trataba de contener en un puño y pude saber en ese instante quien era Yo.

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