El eje del trabajo clínico es la comprensión del proceso evolutivo de la Conciencia.

El espíritu podrá volar hasta el cielo, pero el alma,

ella tiene que ir a sus profundidades, al fondo de sí misma.

Rhoda Lerman


Como abordaje holístico (integral) del Ser centra su tarea en el estudio, investigación y trabajo con la Conciencia en sus distintos niveles de manifestación.

Así entonces crea un contexto para favorecer el ingreso a estados no ordinarios de conciencia (aquellos diferentes del habitual).

El proceso de trabajo compromete todos los niveles de la persona: físico, emocional, mental y espiritual.

Aprender a moverse hacia nuevos territorios es acceder a una mayor comprensión sobre la verdadera naturaleza de quienes somos.

La activación del proceso de auto-conocimiento origina la condición necesaria para la exploración de las regiones interiores todavía inexploradas.

Estas zonas temidas desde el mismo desconocimiento son portadoras de una potente energía que espera con prontitud ser liberada a favor del crecimiento y la evolución.

martes, 9 de diciembre de 2014

La muerte iniciática o la noche oscura del alma. Alonso del Río (Hombre medicina) 2º Parte


En los tiempos modernos las cosas han cambiado un poco. Tengo un amigo que sobrevivió a un accidente aéreo, otro cuyo elevador se descompuso cayendo desde un décimo piso y sobrevivió y una amiga que fue declarada muerta durante el parto pero luego regresó. Todos ellos en la actualidad en alguna medida realizan actividades relacionadas con la ayuda y la orientación a los demás.

El lugar común de todos estos procesos y de todas estas personas es la muerte.

La muerte no es solo un hoyo negro al final del camino en el que caeremos todos algún día. La cercanía a la muerte también puede ser la motivación para un gran cambio.

¿Qué tipo de poder esconde la muerte para generar verdaderas y radicales transformaciones? No creo que sea solo el simple miedo, creo que hay algo mucho más poderoso.
En lo personal he observado que toda experiencia de vida que nos aproxima a la muerte –sea a la propia como a la de alguien cercano- nos dota de una claridad inconfundible cuyo sabor es inolvidable. De alguna forma entramos en un estado expandido de conciencia al que muy pocos son capaces de sustraerse.

 Nuestra conciencia se vuelve a sintonizar con el orden natural de las cosas y el pequeño y cotidiano caos de nuestra mente queda suspendido hasta nuevo aviso.
De hecho ya se conocen estudios que dicen que en el momento previo a la muerte nuestro cerebro produce una cantidad inusual de DMT y por experiencia se que esta también se transmite vibracionalmente. Por lo que basta estar cerca de un moribundo o de un difunto para entrar en otro estado de conciencia.

Sin embargo la muerte iniciática significa para la mayoría algo menos que una alegoría esotérica sin saber que inconscientemente es el pan de cada día.

Solo los que tuvieron la “dicha” de experimentarla saben que no tiene nada de alegórico.
Si miramos bien de cerca las coincidencias entre una muerte y la otra, son completas. Encontraremos que lo único que las diferencia es que en la muerte iniciática lo que no muere es el cuerpo físico, y si lo seguimos mirando bien, que le puede importar a un muerto su cuerpo físico.

No obstante creo que hasta ahora no hemos podido sino abordar el tema desde la perspectiva más clásica, la que ve a la muerte como un final. Pues nada más fragmentado y parcial porque todo final es siempre un nuevo comienzo, un comienzo no sabemos exactamente de qué, pero un nuevo comienzo. Y prefiero dejarlo ahí para declararme amante del gran misterio y persona que evita en lo posible cualquier especulación.

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