“Permitamos que los valores femeninos florezcan en nuestra sociedad a
fin de cambiar la mentalidad de las personas. Es indispensable para construir
una paz duradera y para el futuro de la humanidad.”
Dalai Lama
La Gran Sacerdotisa nos transmite:
«en el principio no era el verbo,
era el útero de donde surge la vida»
Un renovado acercamiento de la ciencia a lo sagrado revela
conocimientos ancestrales ocultos y censurados por una cultura racional y
normativa.
Nuestra civilización ha sido patriarcal por tanto tiempo que
se han descuidado los requerimientos de la vida misma al sepultar el gran
temido y transformador misterio femenino
en las sombras de los tiempos.
El femenino oculto pasó a ser entonces su amenaza inconsciente
y su gran herida, promoviendo en la mujer el distanciamiento de su esencia
original.
Tiempo y paciencia
son necesarios para restablecer los valores de la antigua sabiduría femenina. Participar
de esta labor en forma consciente es retomar la vía hacia el reino interior de
la psiquis.
El vuelo de su alma será guía, señal y respuesta frente a su
súplica cotidiana.
Un camino iniciático
La travesía consciente hacia el alma es un descenso a la
tierra del misterio, al mundo invisible para los ojos de la razón; la tierra que espera pacientemente ser
abrazada y recuperada como encarnación del sagrado femenino.
La capacidad de contacto con las dimensiones invisibles es un aspecto de la
energía femenina.
La vastedad del océano del Inconsciente llama de infinitas maneras a descender a lo
secreto y misterioso del propio mundo desconocido.
Aceptar la invitación a construir ese espacio de intimidad
con un sí consciente es nuestro
compromiso a Ser Mujer
La mujer tendrá que aprender a descender a su mundo interno. Una decisión
comprometida será su aliada para penetrar en los dominios más profundos de su psiquismo.
Hay muchos tramos del camino donde la vida nos expone a una abrupta vastedad.
El pasaje resulta una iniciación ya que la densidad que nos envuelve en el mundo cotidiano tiene que ir
aligerándose hacia un estado de mayor
liviandad.
El regreso al útero de la Gran Madre
tiene la morada en profundidades que requieren una elongación progresiva y un
grado de extensión que nos permita descubrir la vía del retorno.
Un nuevo camino se abre para quienes atraviesen el mundo
subterráneo y se entreguen al proceso alquímico de la transformación.
Resulta un viaje difícil simbolizado por el abrazo del fuego purificador;
necesario para disolver las oscuras sombras
de los estereotipos convencionales.
Una iniciación es una profunda experiencia de pasaje a un
nivel de mayor conocimiento, claridad y descubrimiento. Siempre
se desvanece una ilusión.
El encuentro con los depredadores del
psiquismo
Enfrentar al depredador es
reconocer y desafiar cualquier
intromisión que obstaculice el proceso iniciático femenino.
Los aspectos socio-culturales y familiares pueden
configurarse como depredadores alentando el despliegue de acciones «exitosas»
para su mejor posicionamiento en el mundo.
El camino de una supervivencia engañosa la deja en manos del depredador, siendo
la seducción y el engaño sus vías de
acceso.
Nuestros aspectos inmaduros e ingenuos desconocen su
presencia, pues el depredador actúa desde las sombras del psiquismo, haciendo
alianza con un ego herido, maltratado y necesitado.
Si la mujer no se ha iniciado aún en su propio reconocimiento se alejará de su
propósito almico.
Peregrinaje interior
La vivencia femenina se experimenta en la quietud y en el reposo
de las actividades mundanas.
Cuando la luz se atenúa y la respiración se aquieta un ser
silencioso puede proyectarse hacia su interior.
Descendemos a nuestras profundidades sólo cuando logramos apartarnos de las fascinantes
ilusiones que nos mantienen atrapados. Esta
travesía sagrada es necesaria para reconocernos
en otros aspectos todavía no
revelados a nuestro yo consciente.
Resulta ser un viaje
iniciático por los tránsitos difíciles a
ser atravesados. Este pasaje, por cuanto
doloroso y abrumador, es la garantía de
una apertura transformativa.
Como todo proceso iniciático hay algo que tiene que ser
entregado y sacrificado a favor del crecimiento y la madurez.
El sacrificio simbólico consciente activa los aspectos heroicos que impulsan el
caminar.
La esencia femenina es la receptividad. Urge permanecer quieta
para escuchar la voz de las entrañas y
así tomar la fuerza del misterio de la vida inscripto en esas profundidades.
La imperiosa necesidad de reconexión con la vida del alma
está conduciendo a la mujer a aminorar
el impulso de complacencia frente a las demandas del mundo externo.
Este movimiento automático de salida hacia un exterior
generador de estereotipos y automatismos, se ve frustrado cuando ya no se puede
contener la expresión del sentir.
Un fuerte estado de tensión promueve su detención dando
lugar a un cambio de dirección y sentido. La mujer entonces puede, en este
nuevo espacio, empezar a escuchar el llamado de su alma.
Una crisis iniciática
La inmersión en las profundidades del reino femenino adopta la forma de una
crisis, resultando amenazadora, para una sociedad que desconoce los ritos
iniciáticos impulsados por el proceso evolutivo de la conciencia.
Una iniciación tiene lugar
cuando un gran movimiento nos sacude y nos lleva inevitablemente a una
zona más profunda e íntima.
El desafío es aceptar este estado de impotencia, frustración e incertidumbre que devendrá fuente de un nuevo
conocimiento que en la superficie de la
vida es imposible de contactar.
El femenino profundo responde a la voz de las entrañas que instruye en todas las formas posibles:
sensaciones corporales, intuiciones, sueños, y por sobre todo, generando espacios de silencio y
atenta observación a través de la inactividad.
Es ser llevada a las profundidades para luego emerger a un nuevo estado de
alerta conciencia y cuidado para intimar
en el mundo.
Resulta ser un pasaje iniciático no expresarse desde los
habituales estereotipos reasegurantes,
moldeados por la cultura dominante y adoptar el lenguaje de la tierra
del misterio invisible.
El pasaje de la densidad
a la liviandad nos ofrece una expansión
tal que requiere ejercitarnos en
nuevas maneras vinculares.
Los ritos de
iniciación femenina sacralizan y honran
los ciclos de la vida.
Las sociedades matricias, se caracterizaban por la conexión
a la Madre Naturaleza, a la Madre Tierra, a la Divinidad femenina.
Su reverencia a lo cíclico y a los procesos del orden natural, devino en la
valoración de la vida y los valores
femeninos.
Ciertas comunidades que aún hoy se perpetúan
en respetuosos rituales iniciáticos, contrastan con la violenta
respuesta cultural imperante en nuestra sociedad.
Las mujeres comprenden mejor de que se trata el ciclo de la
vida cuando se acercan a la caricia de la Diosa, a su divina esencia. Aquellos hombres que entran a contacto con su
parte sensible descubren esta caricia en sus propias almas.
El cooperativismo, la reciprocidad, la hermandad como
armonía igualitaria, son los recursos del alma femenina como genuinos reflejos
del alma de la naturaleza.
La sabiduría ancestral es patrimonio del arquetipo femenino y las acciones que
derivan de ella remiten a los tiempos donde la armonía y la cooperación
consciente, las respuestas maternales y afectivas constituían los valores de las comunidades que rendían culto a la
Gran Madre.
La integración de
estos valores en el mundo de hoy es el desafío del ego patriarcal en su propio camino iniciático.
La urgente reconexión con los rituales de iniciación,
olvidados en las sombras del tiempo,
aunque conservados en lo profundo de la psiquis, rescatará el valor sagrado de
los vínculos de hermandad entre las
mujeres.
Una re-unión donde la jerarquía representaba la sabiduría, donde el reconocimiento de la diversidad estaba
sostenido en la hermandad y el bien común fue el modo vincular que caracterizó
a las antiguas civilizaciones guiadas por el espíritu femenino.
“El poder latente de las mujeres unidas es el
recurso aún no explotado que la humanidad y el planeta necesita.
Sólo cuando las madres sean fuertes de espíritu, de mente y de cuerpo, habrá
posibilidad de que los niños y niñas sean queridos y estén alimentados y a
salvo.
Sería posible entonces que, al cabo de varias generaciones, las relaciones
entre hombres y mujeres experimentaran
un cambio evolutivo en beneficio de
todos.”
Jean Shinoda Bolen: "Mensaje
Urgente a las Mujeres"
Una renovada mirada:
recuperar lo confinado
El miedo al misterio, al poder de lo oculto, es un
depredador instalado desde pautas jerárquicas culturales que han determinado la
ley y la norma excluyendo por completo la Ley de la Naturaleza.
El aporte de los aspectos lógicos y racionales del psiquismo, cuando se
degradaron, renunciaron y combatieron la
sacralidad del femenino.
A lo largo del camino en la historia de la humanidad, el auge patriarcal afectó
al femenino en su dimensión más profunda.
Dar a luz los propios aspectos degradados y confinados por
los valores sociales imperantes es un acto de liberación, valentía y
compromiso con el proceso de
individuación.
Integrar la vulnerabilidad es un signo de fortaleza
necesaria para accionar desde un nuevo liderazgo no belicoso sino empático e
inspirador.
Cuál es el espejo donde se mira la mujer?
Aquél que le devuelve la viva representación de la Diosa Madre, la esencia sagrada, o el reflejo
de una imagen construida por la cultura que sepultó su femenino divino?
El reino de las mujeres es el espejo donde se refleja la
energía arquetípica de la Diosa, quien instruye desde la profundidad del océano
del inconsciente, a honrar el Amor y la propia integridad.
Cuando estamos en contacto con el alma surge en modo espontáneo
la compasión que permite sentirme en la piel del otro. Una vivencia compasiva
nutre a quienes la experimentan.
Honrar la naturaleza
femenina
La danza conecta a la
mujer con su sagrada feminidad. Es un modo de celebrar y honrar su sensualidad,
su sexualidad y su corporeidad.
Es una vía de sanación al re-evocar la ancestral conexión de los atributos femeninos con el espíritu de la divinidad.
Las culturas patriarcales provocaron esta desconexión y hoy es imprescindible
su restablecimiento y curación.
La música, la danza, y toda expresión artística son
poderosas medicinas purificadoras de cristalizaciones y rigideces que debilitan la
fuerza proveniente del corazón.
Las nuevas inspiraciones florecen en las moradas sagradas del alma y se vierten en nuestra cotidianeidad a medida que disolvemos nuestras durezas.
Fluye como el agua y te descubrirás más sabia y amorosa.
Acaricia con dulces
palabras cada brote inspirador de una vida nueva.
La sabiduría femenina
está contenida en él.
Lic.
Annamaria Saracco
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