Sintonizar con estados mentales superiores implica un proceso de refinamiento energético. Las altas frecuencias crean estados sutiles como la vulnerabilidad, sensibilidad, receptividad y desarrollo intuitivo, en contraposición al carácter reactivo que caracteriza los niveles densos de energía de una conciencia limitada del Ser.
Un ser que vibra en un nivel de conciencia marcadamente dualista donde la separatividad define su modo de operar, necesariamente tendrá respuestas vinculares que reflejen ese estado de conciencia. Su comportamiento tenderá a búsquedas de satisfacción personal sin registro de la presencia de un otro, formando parte de la situación creada como oportunidad para trascender una conciencia individualista.
Es importante señalar que el ejercicio del perdón es parte del proceso de maduración de la conciencia donde la compasión y la aceptación son sus elementos constituyentes.
El camino comienza en nuestro interior. Es una experiencia interna de despertar la que permite vislumbrar estados mentales donde la conciencia del amor y de la unicidad se revela como la esencia del Ser.
A medida que observamos nuestras propias heridas con una conciencia de involucración y responsabilidad, estaremos disponiéndonos a una nueva forma vincular que invoca un nivel de energía más elevado, y como consecuencia, más compasivo para todos los involucrados.
La fuerza que imprime la nueva energía planetaria impulsa el despertar a estados superiores del Ser. Se movilizarán los contenidos que se encuentran fuera del campo de la conciencia ordinaria, siendo esta movilización causa de desequilibrio, confusión y malestar. Todos sabemos que este tiempo es el despuntar de la nueva conciencia que requiere un proceso de purificación, sutilización e integración para trascender los niveles de dualidad.
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